Cada vez es más frecuente leer o escuchar noticias sobre los RAEEs ligadas a la contaminación y el medio ambiente. Se trata de la basura electrónica, todos esos aparatos tecnológicos que porque se rompieron o ya no nos sirven los tiramos en cualquier parte. Dispositivos con componentes altamente contaminantes que suponen un peligro para la salud y el medio ambiente.
En primer lugar, ¿qué significan exactamente las siglas RAEEs? Hacen referencia a los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos. Son la basura electrónica, lo que inglés se denomina e-waste. Si bien es cierto que el avance de la tecnología suele traernos comodidades y una sociedad más avanzada, también hay que tener en cuenta sus ‘efectos secundarios’.
Los dispositivos eléctricos y electrónicos contienen sustancias como bromo, plomo, fósforo, cadmio o mercurio. Todas ellas peligrosas no solo para el medio ambiente sino también, incluso, para la salud. Si nos planteamos que solo en España se generan más de 750.000 toneladas de basura electrónica al año, es evidente que tenemos un problema social y medioambiental.
Plantas especializadas
Por suerte existen plantas de gestión de residuos que tratan de manera específica los RAEEs. Cuando los residuos electrónicos llegan a una planta de reciclaje como la nuestra, el primer paso es separar sus componentes. Por un lado los contaminantes y por otro el resto de materiales: cobre, plástico, aluminio, etc. Estos últimos pueden ser reciclados y reaprovechados como nuevas materias primas. Tanto es así, que al menos el 70% de cada dispositivo puede llegar a tener una segunda vida.
¿Qué hay que hacer con los RAEEs?
Si bien es cierto que aún falta mucho camino por recorrer en la gestión de los RAEEs, también lo es que cada vez existe más información sobre la importancia de reciclarlos. El usuario debe conocer que los dispositivos eléctricos y electrónicos tienen que desecharse en los puntos limpios habilitados por ayuntamientos y otros organismos. Por otro lado, cada vez que compramos un dispositivo, el comercio en cuestión tiene la obligación de aceptar el viejo y hacerse cargo de que su último paradero sea un punto de tratamiento autorizado.
¿Por qué es tan importante reciclarlos?
En definitiva, la única opción es llevar todos los dispositivos que ya no funcionen o no queramos a un lugar autorizado. No hacerlo es un acto de irresponsabilidad con nuestra sociedad y el medio ambiente, ¡haz tu parte!
FUENTE: Grupo Layna